sábado, 12 de diciembre de 2009

Requiem

Esta es la historia de una parte de mi vida, pero no solo de mi vida, también de las vidas que me rodearon cuando era joven. Es la historia de una generación entera. Nuestra juventud no fue fácil; fue una puta mierda. Aunque supongo que nuestros abuelos dirían lo mismo pues vivieron una guerra civil o nuestros padres dirían que tuvieron que vivir una dictadura de treinta años, pero siempre nos echaron en cara que nosotros hemos vivido bien, sin sobresaltos, sin falta de comida ni gilipolleces de ese tipo.
Pero nosotros nacimos, crecimos y vivimos la sociedad del bienestar, donde todo estaba hecho, no había nada por lo que luchar, donde las navidades eran un tiempo de megaconsumo, las familias gastaban dinero en coches todo terreno y en vacaciones organizadas por África, fue una época donde era mas fácil acceder a las drogas que al empleo, donde era mas sencillo ser camello que camarero, dj a abogado… nuestra juventud paso delante nuestro montada en un caballo blanco a toda velocidad, envueltos en luces láser y vinilos girando sobre platos technics, ahogados en gramos y pastillas, mujeres y sexo, teniendo la amistad como única forma de cariño.
De lo que nos hizo fuertes entonces, ahora ya no queda nada; todos han muerto y yo… tengo la salud tan débil que creo que no duraré mucho más.
Quiero escribir esto para mi tranquilidad, para que mi descanso eterno sea jodidamente plácido y no venga ningún zombi de mierda a joderme con golpes en el ataúd, quiero escribirlo porque sería injusto que todo aquello que sufrí y aprendí me lo llevara a la tumba, cual emperador egoísta que se hace enterrar con todos sus tesoros.
Nada de lo que cuento es mentira, solo he cambiado los nombres de las personas que aparecen, pues aunque la mayoría están muertos, no me gustaría que sus familias descubrieran cosas que empañaran las imágenes de padres, hijos, maridos o novios que tienen en su recuerdo. Aunque en ocasiones así lo parezca, ningún hecho o anécdota es inventado, pero no os culparé si no lo tomáis en serio… pero es que querido lector, no sabes las cosas que son capaces de llegar a pasar, las locuras que pueden llegarse a cometer, los cócteles de drogas que pueden llegar a ingerirse o las putadas que pueden llegarse a hacer… y sobretodo, no sabéis lo fuerte que puede llegar a ser el cuerpo humano, su nivel de dureza, todo lo que es capaz de aguantar, de soportar, de sentir…

No me arrepiento de nada pero, si volviera a nacer, habría muchas cosas que haría diferente.

Albert Fabregat
Andorra, diciembre de 2009

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