miércoles, 23 de febrero de 2011

SEGUNDA PARTE - FLORIDA 135

1. FELICES DESPERTARES


Cuando abrí los ojos entendí que la noche había ido bien. Una morena preciosa yacía desnuda bajo las sábanas. La noche había sido movida; tomamos unas copas en el bar de confianza y salimos para Huesca, era febrero y allí en Fraga hace mucho frío. Las dos horas que separan Barcelona de Fraga las pasamos metiéndonos rallas de speed y fumando algunos porros de marihuana. Prácticamente el tiempo pasó volando. Íbamos en comitiva dos coches, sin prisas. Nos reíamos cuando veíamos que encendían la luz del copiloto en el otro coche pues sabíamos que también estaban haciendo de las suyas allí dentro.
Paramos en una estación de servicio que hay casi al llegar a Fraga para echar una meada. Alex se compró un bocadillo de chorizo mientras anunciaba “para mañana, pa la vuelta” y una carcajada multitudinaria recorrió el parking. Nadie creía que pudiera llegar a comerse ese bocata con tan mal aspecto y menos mañana por la mañana... o quizás fuera eso, que sólo sería capaz de comérselo por la mañana.

La entrada a Fraga siempre es con tensión; puestos de la guardia civil en los accesos, coches de policia secreta al acecho tratando de joderte la noche y de paso, si puede, el fin de semana pero sólo si eres descuidado. Mil veces nos han parado y novecientas noventa y nueve se han ido de vacío. Esa única vez fue sólo por unos porros que había en el salpicadero pero nunca llegó ninguna multa y lo más cómico era que ese día Isaac llevaba 25 pastillas en los huevos. Con que poco se conforman estos guardias civiles y cuanto les echamos de menos en Cataluña.

La noche estuvo increíble. Entramos sobre las 2 de la mañana a la Florida y otra vez aquella sensación de auténtica discoteca, negocio de la noche que se enriquece a golpes de bajos electrónicos y los mejores dj’s del mundo. Jodidos maños no valoran lo que tienen aquí y encima cierra a las 7 de la mañana. Esto ya no se ve. Esa noche pinchaba DJ RUSH, un negraco de dos metros con tatuajes que le suben por el cuello especialista en destrozarte el cuerpo a base de hardtechno muy revolucionado, estilo schranz en plan rápido y agresivo. Y es un dios, la gente lo ama. Lo amamos. La noche avanzaba genial, conocimos unas chicas de Binéfar que estudiaban en la universidad de Lérida y se metían más tralla que nosotros. Os diré más: muchos años despues y muchas mujeres yonkis despues, todavía no he conocido mujeres que se metieran más droga. Rallas quilométricas de speed y coca, pastillas como si fueran palomitas. Increíbles.

Recuerdo estar bailando en medio de la pista como un desbocado, saltando y gritando, poniéndome las manos en la cabeza y en el momento del subidón lanzarlas al aire dejando que la música embargará mi alma y mi cuerpo haciéndome perder el control sobre él. Rush respondió como se esperaba y es entonces cuando sientes que vale la pena venir hasta aquí.

Me removí un poco entre las sábanas. No podía ver bien su rostro pero era una de las mañikas seguro. No recordaba mucho más que la noche, a rush, la pista, las rallas en el coche, los escalofríos en mi espalda al salir a la calle, bajo cero, tras 6 horas de baile ininterrumpido. Desde la cama veía mi paquete de camel en el suelo, me deslicé de debajo las sábanas y me encendí un cigarro allí de pie. Un cd lleno de coca descansaba sobre la mesita de noche de mi lado de la cama. Entonces tuve el flash y lo recordé todo. La jodida salvaje me puso coca en la polla y empezó a comérmela tan violantemente que apenas aguanté unos minutos antes de correrme en su boca. Sentía que volvía a empalmarme allí mismo otra vez y mientras fumaba pensé que si entraba alguién en la habitación y me veía con el cigarro y empalmado creería que se habría colado en una película de Almodóvar.

Aplasté la colilla en el cenicero, me metí en la cama y la abracé por detrás empotrándole mi erección matutina en su culo duro. Todavía no sabía cual de ellas me había llevado pero tenía un culo perfecto. No tardó en irse despertando mientras yo cada vez me apretaba más a ella, besándole el cuello y soplando suavemente en su oreja al tiempo que mi erección crecía más y más. Sólo podía pensar en metérsela.

Buenos días guapo ronroneó entre las sábanas, habrás dormido como un angelito eh? Sí preciosa, dije mientras me montaba sobre ella, pero creo que ayer nos quedamos a medias así que vamos a tener que arreglarlo le solté mientras trataba de mojar un poco su vagina para adentrarme en su cuerpo. Ella me miró a los ojos y me cogió suavemente mi pene y lo guió hacia su coño anhelante, Traquilo, me dijo, ayer me comiste 2 veces el chirri y he dormido muy a gusto. Ah entonces la saco no? e hice como que me iba a separar cuando ella cerró las piernas por detrás de mi trasero se agarró a mi cuello y rodó hasta ponerse ella sobre mí. Empezó a moverse con lentitud pero con una sensualidad inmensa, sólo podía mirarla mientras ella me mandaba, me aplastó el pecho con sus manos y fue aumentando la velocidad a medida que ella iba poniéndose más y más cachonda. Daba igual si yo quería ir más lento porque ella cada vez iba más deprisa. Los brazos empezaron a flaquearle sobre mi pecho, la cabeza echada para atrás y cada vez se movía más desacompasadamente, perdiéndose en su orgasmo hasta correrse. Me sentía genial y sucio por ser utilizado de esta manera, me encantaba sentirla abrazada sobre mí jadeando de placer y casi sin moverse.

Me salí de dentro, la agarré de la cintura y la tumbé sobre la cama a cuatro patas, se la metí rudamente, mientras ella dejaba escapar un gritito. Empecé a embestirla fuertemente, con ganas de que se sintiera utilizada, apenas se oían sus gemidos sobre los golpes de mis caderas sobre sus nalgas. Una y otra vez, una y otra vez, rápido y lento, lento y rápido hasta que me empezaron a temblar las piernas. Me cogí a sus nalgas las abrí todo lo que pude y me corrí con un largo grito, mi cerebro y mi polla aullaron a la vez, la descompresión fue tan bestia que sentí un mareo. Me desplomé sobre su espalda arqueada con mi miembro metido dentro mientras trataba de recomponerme. Pensé que quizás había sido el mejor orgasmo de estos 19 años de vida.

De golpe alguién llamó a la puerta. Ey! Quién es? dije yo todavía sin aliento, Fabre tío ves espabilando que nos tenemos que ir a Barcelona.